No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
“Emito mis alaridos por los techos de este mundo”,
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros “poetas muertos”,
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los “poetas vivos”.
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas.
Walt Whitman (1819 – 1892) es uno de los poetas norteamericanos más destacados, ya que fue el primero en incursionar en el uso del verso libre, utilizando un lenguaje sencillo, cercano a todo público. Este es uno de sus textos más recordados, ya que fue citado en la película La sociedad de los poetas muertos, estrenada en 1989.
Aquí hace un llamado directo al lector, utilizando el tópico Carpe Diem, locución latina que significa «aprovecha el día». De esta manera, insta a disfrutar de cada momento como si fuese el último, incluso de las cosas más sencillas.
El autor plantea que la existencia puede ser maravillosa, todo depende de cómo se la mire. A pesar de las adversidades, se debe buscar mantener la esperanza. En sus palabras, «la vida es desierto y oasis» y es en esta mezcla, donde se encuentra el aprendizaje.